Manual de Convivencia

Así como en sociedad, en el colegio nosotros nos regimos por unas reglas para tener una convivencia sana y que nos lleve a todos al objetivo de formación integral que aspiramos con cada alumna y alumno.

De acuerdo al Ministerio de Educación Nacional, la convivencia escolar es entendida como “la coexistencia pacífica de los miembros de la comunidad educativa, que supone una interrelación positiva entre ellos y permite el adecuado cumplimiento de los objetivos educativos en un clima que propicia el desarrollo integral de los estudiantes”.
Hablar de convivencia escolar significa emprender un proceso de construcción de un modo de relación entre las personas que integran la Institución, sustentada en el respeto mutuo y en la solidaridad recíproca, expresada en la interrelación armoniosa y sin violencia entre los diferentes actores y estamentos de la Comunidad Educativa.
De allí la importancia de construir un Manual de Convivencia Escolar, cuyo sentido más profundo tiene un enfoque eminentemente formativo, en el que se enseña y se aprende un conjunto de conocimientos, habilidades y valores que permiten poner en práctica el vivir en paz y en armonía con los otros, porque esta es la base para el ejercicio de la ciudadanía. En la escuela, estos aprendizajes están sustentados en los principios, valores y filosofía que orientan el quehacer educativo.
Este enfoque formativo contiene una dimensión preventiva, expresada en el desarrollo de competencias actitudinales, sociales, ciudadanas y cognitivas que permiten educar personas autónomas, íntegras, capaces de tomar decisiones responsables y prever situaciones que amenazan o alteran el aprendizaje y ejercicio de la sana convivencia y que deben ser intervenidas a través de estrategias pedagógicas dinamizadas desde todas las áreas y proyectos. Esto implica superar la noción de riesgo y nos invita a no limitarnos a informar o prohibir, sino a formar para actuar con ética y responsabilidad.
Desde esta perspectiva, el Colegio La Inmaculada, en un trabajo colaborativo en el que participaron activamente todos los estamentos, emprendió desde el año 2013 un proceso de ajuste al Manual de Convivencia Escolar, a través del cual, conservando el legado de nuestros fundadores y bajo la pedagogía franciscana que ilumina el ser y quehacer de la propuesta educativa, adoptó la Ley 1620 y tras un análisis y reflexión pedagógica, entrega hoy a la Comunidad Educativa la nueva versión de esta carta de navegación, invitando a todos a asumir con compromiso el reto de construir un mundo más justo y más humano desde nuestro rol y ser agentes de cambio social.






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